¿Cuánto Dura un Tratamiento de Desintoxicación de Adicciones? (2024)

Una de las preguntas más frecuentes por parte de quienes sufren problemas con drogas es cuánto tiempo necesitarán para atravesar la puerta de salida una vez que acceden a un tratamiento de adicciones. Es decir: cuánto tiempo dura un tratamiento «completo» de adicciones. En principio, quedémonos con este término para retomarlo más adelante: «completo». Hay que comprender que, si bien esa puerta está abierta para quien desee atravesarla, el tiempo en que se tarde depende de muchos factores, como las características de la persona adicta.

La pregunta busca averiguar el periodo que puede llevarle a una persona empezar el tratamiento y terminarlo. Y aquí retomamos el adjetivo «completo», que hace referencia a un tratamiento integral. Esto precisa una aclaración urgente: la desintoxicación refiere sólo a una etapa dentro del tratamiento de adicciones, es decir, no al proceso terapéutico completo, integral, para alcanzar la recuperación.

En concreto, la desintoxicación es la primera etapa del tratamiento integral de adicciones. Dura generalmente entre 7 y 21 días, lo cual depende de la complejidad del cuadro clínico que presente la persona adicta, del tipo de adicción que sufre, sus características físicas y psicológicas.

En este artículo te mostraremos la cronología de un tratamiento que se cumple de manera más rigurosas, donde la persona pasa por todos los recursos terapéuticos de adicciones que existen. Esto no quiere decir que todos los casos deban o pueda pasar por todos estas instancias y en ese orden.

“¿Tan poco tiempo?”, suelen preguntarnos. Sí, pero es que esta parte del tratamiento no es más que el inicio. La desintoxicación es el arranque de un camino más largo hacia la verdadera salida. Sin ella es imposible continuar hacia una recuperación plena, pero quedarse solo en esta instancia implica una alta probabilidad de que la persona vuelva a consumir ante el más mínimo estímulo.

El proceso de recuperación integral, es decir, un tratamiento de adicciones puede durar entre un año y medio y dos años, a veces más. En este artículo te mostraremos la cronología de un tratamiento que se cumple de manera más rigurosas, donde la persona pasa por todos los recursos terapéuticos de adicciones que existen. Esto no quiere decir que todos los casos deban o pueda pasar por todos estas instancias y en ese orden.

Idealmente, los primeros meses, cuando la adicción se encuentra en un estado grave, la persona pasa por centros de ingresos y pisos terapéuticos, ambos recursos residenciales, donde vive lejos de sus entornos. Después, el tratamiento continúa de manera ambulatoria en centros de día y centros ambulatorios durante un año más. Claro que, los tiempos y la intensidad cambiarán dependiendo de cada caso.

¿Cuánto tarda el cuerpo en desintoxicarse?

¿Cuánto tarda el cuerpo en desintoxicarse?

La desintoxicación se define como “el proceso por el que se le retira a una persona, de modo seguro, una sustancia para reducir al mínimo los efectos del síndrome de abstinencia de la misma (ej., la desintoxicación del alcohol con benzodiacepinas).” Esto es lo que indica el manual de adicciones para psicólogos de Socidrogalcohol.

Dependiendo de la sustancia, y las características de la persona, el organismo tarda entre 7 y 21 días en desintoxicarse, pero hay casos en que ese tiempo se prolonga. Para ello, el equipo médico puede emplear fármacos o drogas que estabilicen el organismo cuando sufre los síntomas de la abstinencia. Este grupo de medicamentos puede estar compuesto de ansiolíticos y tranquilizantes.

Con la utilización de fármacos se busca que la persona atraviese el síndrome de abstinencia de la forma menos incómoda y riesgosa posible: este cuadro de síntomas consiste en manifestaciones orgánicas desagradables y, en algunos casos, de cierta peligrosidad para la persona. Este conjunto de síntomas se produce porque el cerebro estaba acostumbrado a funcionar con una dosis determinada de sustancia y, al interrumpir el consumo, compensa esa falta con reacciones opuestas a las que provocaba el estímulo. Así, se produce un desequilibrio orgánico.

La capacidad de algunas drogas de suprimir el síndrome de abstinencia provocado por la tolerancia a otras que se dejan de consumir, se conoce como dependencia cruzada. Por ejemplo, la metadona se usa para aplacar el mono de la heroína; y las benzodiacepinas, el del alcohol.

¿Cómo es la desintoxicación?

¿Cómo se siente una desintoxicación?

El proceso de desintoxicación se puede realizar de forma ambulatoria, en el menor de los casos, o residencial, que es como se recomienda en la mayoría de las adicciones con cierto nivel de gravedad. La primera consiste en acudir casi diariamente a un centro para que allí la persona sea atendida por un equipo terapéutico o bien recibir atención en su casa. La segunda requiere que la persona ingrese en un centro para estar controlada las 24 horas del día.

Una desintoxicación consiste en “limpiar” el organismo de la sustancia para conseguir la abstinencia. Esto despierta un síndrome conocido popularmente como “mono”, cuya profundidad o gravedad varía dependiendo de la droga o hábito comportamental (ludopatía, por ejemplo) que se consuma de forma compulsiva.

El síndrome de abstinencia que surge durante la desintoxicación conforma una serie de síntomas físicos y psicológicos incómodos, desagradables y, en algunos casos, riesgosos para la vida. Aparecen cuando la persona adicta cuando deja de proporcionarle a su organismo el estímulo al que estaba acostumbrado, al que tenía tolerancia y dependencia.

Los síntomas del síndrome de abstinencia pueden ir desde sudoración hasta convulsiones, pasando por fiebre, dolores, irritabilidad del humor, ansiedad, entre otros. Para atender este cuadro se necesita la presencia de un equipo interdisciplinar, compuesto por personal médico, psiquiátrico, de enfermería…

En algunos casos se consigue que la persona atraviese la desintoxicación de forma ambulatoria, de modo que experimente los síntomas en su casa, en su entorno y zona de confort, con asistencia médica puntual. Incluso asistiendo a un centro ambulatorio o centro de día. Esta posibilidad muchas veces deriva del menor nivel de adicción o de gravedad de la enfermedad, pero en muchas otras de las circunstancias económicas y personales de quien recibe tratamiento.

Pero para la mayoría de casos de adicción se recomienda ingresar en una unidad o centro de desintoxicación, privada o pública. Esto es: cuando la enfermedad ya se ha manifestado con toda su crudeza y la persona se muestra incapaz de interrumpir el consumo por su cuenta. Y, además, sus circunstancias familiares y sociales pueden ser adversas para su recuperación. En estos centros estará atendida y monitorizada por un equipo médico de manera constante.

El síndrome de abstinencia induce a recurrir desesperadamente al hábito que se ha cortado, a recaer. Estar lejos del entorno, aislado, ingresado en un centro, es la mejor forma de conseguir pasarlo. Además de este proceso puramente médico, paralelamente la persona comienza a recibir terapias tanto individuales como grupales.

Las circunstancias que pueden motivar el ingreso en un centro o unidad hospitalaria para la desintoxicación, son:

• Recaídas en las drogas repetidas tras varios intentos de conseguir la abstinencia
• Desarraigo familiar
• Ambiente familiar y social riesgoso
• Presencia de otros trastornos orgánicos o psicológicos
• Patología dual

Las fases posteriores a la desintoxicación

Fases de desintoxicación al alcohol y otras adicciones

¿Cuánto tiempo se tarda para recuperarse de las adicciones a las drogas?

1. Limpiar al organismo para iniciar la abstinencia

A la desintoxicación le siguen otras etapas, sin las cuales resulta imposible salir de una adicción. Esto significa que la desintoxicación conforma la puerta de entrada al proceso terapéutico integral, y, en este sentido, es la respuesta inmediata a la aceptación de recibir ayuda por parte de la persona adicta. Pero luego de conseguir la abstinencia dentro del primer mes, ésta debe continuar cursando las otras fases del tratamiento, si realmente lo que quiere es alcanzar la recuperación.

Un tratamiento de adicciones está compuesto de las siguientes fases:

1. Desintoxicación
2. Deshabituación
3. Rehabilitación
4. Reinserción

En total, este proceso de recuperación de una adicción puede durar alrededor de dos años, a veces más, dependiendo de la gravedad de caso. En las adicciones, como en cualquier proceso biológico, psicológico y social, nada es matemático. Por tanto, cada persona responderá de forma diferente a un mismo tratamiento.

Tras superar el síndrome de abstinencia y conseguir desintoxicarse, la persona debe empezar a aprender a vivir sin la necesidad de consumir. En otras palabras, físicamente está limpia y su organismo ha conseguido mínimamente estabilizarse, funcionar sin recibir sustancia. Ahora bien, las adicciones son mucho más que una dependencia física: es toda una forma de vida la que hay que cambiar.

La necesidad de consumir responde a factores psicológicos, emocionales, conductuales, sociales, del contexto de la persona. Por tanto, aunque esté desintoxicada, volverá a consumir ante el mínimo estímulo si sólo se limita a cumplir esta fase, si se conforma con superar el síndrome de abstinencia. Debe empezar, entonces, el proceso de recuperación.

2. Cambiar patrones de conducta y creencias

La segunda etapa del tratamiento integral pasa por deshabituarse de todas las conductas y decisiones que la conducen a consumir. La deshabituación consiste en cambiar, transformar, reordenar los hábitos de vida centrados en el consumo. Se trata de identificar aquellas situaciones que provocaban que consumiera con el fin de “evitarlas”, o más bien de evadirse.

En esos casos más graves de adicción se recomienda que la deshabituación se realice también de forma residencial en un centro. Esto es en general, como decimos, pues hay casos en que, por ejemplo, una intensidad más leve de la enfermedad facilita cumplir la deshabituación en un recurso ambulatorio o un centro de día.

Pero cuando la adicción se manifiesta como tal, las personas necesitan deshabituarse en un entorno terapéutico donde residen las 24 horas del día los siete días de la semana. En esta fase realizan terapias individuales y grupales, para revisar viejos patrones de pensamiento y creencias que provocan emociones que la llevan a consumir. Esto es: a necesitar el estímulo de una sustancia o un comportamiento compulsivo.

Además, en los centros cumplen rutinas muy rigurosas de limpieza, deporte, responsabilidades, talleres didácticos, actividades grupales… El objetivo de estos programas es devolverle orden a su vida. Si hay algo que caracteriza a esta enfermedad es el caos que genera en cuanto a responsabilidades personales, familiares y sociales. Toda la vida de la persona gira en torno a la sustancia y, por tanto, un tratamiento debe reorientar las conductas del día a día, para alejarla del hábito de consumir.

3. Rehabilitación en pisos tutelados o centros de día

La tercera fase del tratamiento se conoce como rehabilitación y consiste en dotar a las personas de habilidades nuevas y en recuperar aquellas perdidas a causa de la adicción. Habilidades para controlar impulsos, para relacionarse con el entorno, para gestionar los estados de ánimo que antes mitigaba con el consumo, y para mejorar las relaciones interpersonales. En esta etapa se trabaja también con la familia de la persona.

En general y según el caso de adicción, se recomienda que esta fase se desarrolle en pisos tutelados. Aunque, bien por circunstancias económicas o personales, hay pacientes que pasan directamente a centro de día o ambulatorios. En los casos de adicciones más pronunciadas, la rehabilitación se sugiere cumplirla de forma residencial.

Los pisos tutelados son viviendas donde conviven en pequeños grupos y tienen mayor autonomía para desplazarse, pero siempre monitorizadas por un equipo terapéutico. Aquí empiezan a practicar las pautas que aprendieron en las fases anteriores, en un entorno de vida más independiente, pero siguen acudiendo al centro para realizar terapias, actividades, talleres…

Los casos en que la rehabilitación se realiza directamente en centros de día o ambulatorios, sin pasar por pisos terapéuticos (y a veces ni siquiera de desintoxicación), dependen de la evolución durante las fases anteriores. Pero también de las circunstancias económicas y personales. En estos casos, acuden a esos recursos entre 8 a 10 horas diarias de promedio, para asistir a terapias individuales y de grupo, así como a talleres y actividades. En los centros de día también reciben terapia las familias.

4. El reto de volver a la vida social, pero nunca solo o sola

Por último, en la cuarta fase se trabaja la reinserción social de la persona. Dependiendo del deterioro y la exclusión a la que haya llegado como consecuencia de su adicción, esta etapa será más o menos complicada. En cualquier caso, consiste en que la persona regrese a ocupar un lugar en su entorno social y familiar, con las nuevas habilidades adquiridas durante el tratamiento y ya practicadas en la etapa anterior.

La fase de reinserción se realiza en centros ambulatorios y su duración depende de cada caso. La persona asiste a estos espacios donde realiza terapia individual y grupal, para revisar y continuar trabajando aquellos aspectos de su personalidad que puedan estar provocando conflictos en sus interrelaciones con el mundo y que pueden llevarla a recaer. En este sentido, se trabajan estrategias de prevención de recaídas y de manejos de contingencias para afianzar los nuevos hábitos, creencias y conductas.

Algunas opiniones especializadas consideran que la adicción es una enfermedad crónica. Por tanto, instan a las personas a que, incluso después del tratamiento integral, continúe en contacto con un entorno terapéutico. Esto significa asistir a terapias grupales y de desarrollo personal de forma permanente, indefinida, a lo largo de su vida, para trabajar aquellos aspectos de su vida que pueden provocar recaídas.